lunes, 15 de marzo de 2010

LAS BENDITAS CADENAS


Sería jueves o lunes, quizás martes o viernes, el día exacto no lo recuerdo ni me interesa recordarlo. Para ser más sincero desde que me enseñaron en el colegio eso de seno, coseno, tangente o cotangente, esa jarana de logaritmos que según su definición es una función matemática inversa a la función exponencial (que hasta ahora no sé de que se trata ni para que me puede servir) comencé a olvidarme de un montón de cosas que con el tiempo algunas las he podido ir recordando… las otras siguen de verano, nadando en las lagunas de mi mente.



En fin, el día no lo sé pero sí recuerdo con mucha exactitud –como si estuviese ahora viviéndolo nuevamente- cuando con mis ocho años de edad me iba a la calle y en el momento de abrir la puerta encontré un sobre tirado justo en el umbral de la puerta. La curiosidad me ganó porque no tenía destinatario ni remitente por lo que lo abrí y mi equilibrio emocional entro en juego cuando al terminar de leerla –y después de todas las desgracias mencionadas- rezaba al final esta frase: “si no se lo envías a quince personas hoy día, te saldrán pelos en la lengua”.

De esta historia ya han pasado mi trauma y cuarenta y dos años, lo sorprendente es que se siguen dando estas “cadenas”. Claro que en estos tiempos es muchísimo más fácil que antes porque ahora “copio y pego” o mejor aún “reenvío” ya no hay que sentarse a escribir cartas.

Lo cierto es que a mi correo me siguen llegando cadenas y más cadenas, lo “extraño” es ver el grado de conocimiento cristiano que puede tener una persona dado que la mayoría de éstas apelan al amor de Dios, a la Virgen María, al cielo y su compañía. Las acompañan con frases manipuladoras como “si verdaderamente me amas”…”si fuesen chistes sí lo pasarías”…”si no te avergüenzas de mí”…”no puedes pararla”…”tiene que dar la vuelta al mundo”, etc.
Bueno pues, ya que a mí me mandan cadenas, ahora yo quiero mandar mis mensajes.

Todas las cadenas son perniciosas, pero definitivamente las más efectivas que continúan circulando a pesar del tiempo, son las que apelan al miedo, a la ignorancia, a la superstición: ¡las cadenas religiosas!.

Esto de las cadenas es una ABERRACION que va en contra de la fe; es querer manipular a Dios y Dios actúa libremente, no está sujeto a condiciones (esto no es teología, simplemente religión). Esas fórmulas que hay en esas cadenas, tratan de convertir a Dios en una receta: "haz esto, auméntale lo otro y te resultará un beneficio, si no lo hace se convertirá en una maldición". No podemos asegurarnos las cosas o situaciones sobrenaturales mediante “nuestros recursos”, sino sólo tener la seguridad de que estamos en las manos de Dios. En otras palabras estamos diciéndoles a los demás que el poder no viene de lo alto, sino que mediante la fórmula que tú envías Dios va a actuar. Dicho de otra manera –como para que lo entienda hasta un bruto- es como que yo dijese: “Dios mío, Padre Eterno, tú tienes que hacer o darme esto porque yo ya hice esto”.

Estas cadenas religiosas son una distorsión de la oración. La oración, por lo tanto, es una actividad del amor. En la oración amamos a Dios y somos amados por Él y el amor no se alimenta con premios y castigos. Su alimento es simplemente buscar el mayor bien de la persona amada. Que padre le dice a su hijo cuando le pide algo: “manda quince cartas diciendo que quieres tener esto y yo te lo doy”. ¡Dios es misericordia!, Dios no es un Dios condicional sino INCONDICIONAL. Es más, me atrevería a decir en el buen sentido de la palabra que tal es la misericordia de Dios que lo convierte en un Dios injusto –hablando mundanamente-, porque si realmente fuese justo (al pie de la letra) no debería darnos nada porque a Él poco y nada le damos… y a pesar de eso, nos cuida, nos engríe, nos adora.

¿Recuerdan estos pasajes bíblicos?: Jesús cuando sanó al leproso (Lc 5,12-14); al paralítico que sus amigos lo sacaron en camilla por el techo de la casa ante la gran multitud que había (Mc 2, 1-11); cuando curo al hombre de la mano seca (Mc 3, 3-4); cuando Jesús sana a la hija de una pagana (15, 25-28), etc. etc. etc.

Pregunta: ¿cuántas cartas escribió el leproso, el paralítico, el hombre de la mano seca –que así hubiese querido no habría podido escribir nada por su mano tan seca, pero tan seca, que ya parecía corcho-, la hija de la pagana?... ¡ni una sola letra escribieron… y Dios los sanó!.

¿Les resulta familiar esto?


“Se encontraba allí cierto hombre que había estado enfermo durante treinta y ocho años. Cuando Jesús lo vio tendido y supo que ya había pasado tanto tiempo así, le preguntó: — ¿Quieres ser sano?. Le respondió el enfermo: —Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras me muevo yo, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: — Levántate, toma tu camilla y anda.”(Jn 5,1-3.5-16)





Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda”
Jesús NO le dijo: “Escribe tus cadenas para que Yo este obligado por ti a levantarte”.

Jesús sabe que estás enfermo, que pasas por problemas y que necesitas de su ayuda. Él no te va a decir: Reza la oración que te envío y en menos de un día tienes que enviarla a cinco amigos tuyos, porque si no lo haces seguirás de mal en peor.” ¿Y si no tengo cinco amigos a quien enviar esta oración?. ¿Qué les parece? ¿Entonces Jesús no podría curarte?… Volviendo al paralítico de Betsaida… “como no tenía a nadie que lo metiera en el estanque” (menos iba a tener a quién mandarle cadenas), entonces Jesús no hubiese podido salvarlo porque el poder no lo tendría Jesús, sino las cadenas….

Me parece que se tiene que tener muy claro la diferencia entre intercesión y superstición. Una cosa es que nos unamos todos (a través de una cadena de oración) para pedirle al Señor por una persona determinada o por un objetivo común y otra abismalmente diferente es mandar “oraciones escritas” para que YO obtenga lo que YO quiero sin importarme si las personas a quien se las envío las reenvían, total, cuando llegue la noche a la hora de orar –si es que oro- es muy probable que ni me acuerde de la cadena que envíe porque mi subconsciente lo tiene clarísimo: mi chamba era mandar las cartas, no pedirle a Dios por eso.

¿Entonces por qué a veces sí resulta?, porque las cosas le llegan a uno en la medida en que se lo cree. Es la creencia que se pone a algo, que para ser más exacto es la intensidad con que me lo creo. Recordemos que para los Gnósticos la palabra FE son las iniciales de: “Fuerza de la Energía” y a Jesús cuando le pidieron los discípulos que les aumente la fe, Él respondió que si tuvieran la fe del tamaño de un grano de mostaza…. ¡pero el grano de mostaza es espectacularmente minúsculo!...¿cómo es eso?... ¡es la fuerza, la intensidad de la creencia y no el tamaño!. Lo mismo sucede con el Tarot, el Horóscopo y todo tipo de adivinación.
A quien le interese le recomendaría que lea o vea “La Ley de la Atracción” que no es otra cosa que el primero de los siete principios universales: La Ley del Mentalismo.
La bruja loca me leyó las cartas y me dijo que me iba a suceder esto y…¡sucedió!!!. Mi horóscopo me dijo esto y… ¡sucedió!!!. Claro “criatura del Señor” si tú ya te concientisaste a nivel subsconcientemente y eso es lo que TÚ has atraído hacia a ti…. ¿De dónde crees que vienen las enfermedades psicosomáticas?... ¡del subsconciente!!!

No vayamos creyendo ahora que el poder que yo puedo tener (gracias a mi sugestión) para obtener lo que deseo me hace no necesitar a Dios, porque Dios sin nosotros sigue siendo Dios pero nosotros sin Dios… no somos nada.

En fin, a portarnos bien con Dios, a caminar como adultos en la fe, a tomar toda la sopa y como nunca entendí eso de los logaritmos, tampoco entiendo esto de las cadenas y así como no deseo recibir clases sobre seno, coseno, tangente o cotangente, tampoco que me mande cadenas… la gente.






"La ignorancia puede ser curada, pero la estupidez es eterna."
Matt Artson
… va con amor…

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