lunes, 22 de marzo de 2010

¡THEOTOKOS!

Toda mi vida me pregunté por qué Dios siendo tan poderoso, tan sabio, no encontró la manera de redimir a la humanidad sin que su hijo tenga que pasar por todo lo que pasó.

Es más, hasta da la impresión que Dios fue un sádico –que no lo es- porque Él en su infinita sabiduría ha debido tener otra manera para darle solución al problema y no darle el trabajo a su Hijo de encarnarse y padecer.

Esto que aparentemente lo vemos así tiene su por qué y total explicación.

Empecemos con un ejemplo sencillo para luego este ejemplo trasladarlo al Misterio de la Encarnación desde una perspectiva teológica.


Imagínate que es un día domingo y tú estas sentado, sentada, en la sala de tu casa. Es un día lindo, no hay frío, no hay calor pero es soleado. Te sientas en el mueble, abres tu periódico, luego te paras y corres la cortina para que se vea la calle y cuando las corres te acuerdas que tienes un hermoso ventanal que va desde el techo hasta el suelo…¡puedes ver todo el paisaje!.

Tú estas ahí, en tu muy buen merecido momento de ocio, todo es perfecto, pones música de fondo, escuchas a los pajaritos y también escuchas los gritos de esa bendita felicidad que sienten un grupo de niños corriendo tras una pelota frente a tu casa.


El día no puede estar mejor. Soleado, música de fondo, pajaritos, niños jugando y mientras te quedas mirándolos como corren con tanta alegría, te acuerdas de cuando tú eras niño, niña, adolescente, pero de pronto todo lo lindo, hermoso, perfecto del día comienza a desvanecerse cuando ves que la pelota viene a una velocidad increíble directamente hacia tu ventanal. No lo puedes creer pero es verdad.

Se está acercando más, más, más y de pronto lo que no quieres que suceda, sucede…
PLAFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFF y toda la ventana queda destrozada.


Por segundos pasan mil cosas por tu cabeza, niños de porquería, desgraciados, inmaduros, traviesos…¡pero esta ventana me la pagan!!!.

Te pregunto, ¿a quién buscarías para que te pague el vidrio roto?...¿al niño que patió la pelota?, pero el niño no tiene dinero, es un niño, no está en condiciones de poder cancelar esa deuda, entonces… ¿qué haces?, ¿a quién buscas?. La única persona que podría remediar el daño y que sí está en condiciones de pagártelo es el papá de ese niño. Si tú tratas con el niño no sacas nada porque ni te va a entender, están en diferentes condiciones. Tienes que tratarlo con el papá, de adulto a adulto, de la misma condición, “de igual a igual”.

Bueno pues, traslademos imaginariamente esto al Misterio de la Redención. El niño que rompió la ventana eres tú, soy yo, es toda la humanidad. Quién reclama la reparación de su ventana es Dios Padre y el papá del niño que va a cancelar la deuda tiene que ser otro que este de “igual a igual” con Dios, pero OH SORPRESA, no hay nadie en la humanidad que esté de igual a igual con Dios, entonces Dios manda a su hijo a la Tierra para que como verdadero hombre y representando a los hombres, le pague la deuda de los hombres a Dios como verdadero Dios, en las misma condiciones, “de igual a igual”, de Dios a Dios.

Para que esto se cumpla tiene que ser Verdadero Hombre, porque la deuda es de los hombres y al mismo tiempo Verdadero Dios porque con quien va “a tratar” es un Dios.

Este es el motivo por el cual en Jesús había una Unión Hipostática[1]. Las dos naturalezas de Cristo están unidas en una sola Persona, que es la divina, a quien llamamos Jesucristo.El Verbo divino no se unió a una persona humana, sino a una naturaleza humana. En Jesucristo todo lo que se refiere a la naturaleza es doble (dos inteligencias, dos voluntades), pero no es que se trate de dos seres, sino uno solo, no actúan dos individuos sino uno solo. [1] Hipóstasis es el sustantivo que corresponde al sustantivo castellano persona, e hipostático al adjetivo que corresponde con el adjetivo personal.

Las dos naturalezas de Cristo se mantienen unidas, pero sin confundirse (Unión sin Confusión); como el cuerpo y el alma en el hombre están en íntima unión, pero sin confundirse el uno con la otra.

¿Dos inteligencias?... ¿dos voluntades?.

Dos inteligencias, dos entendimientos. Uno es el divino y el otro el humano.

El entendimiento humano de Jesús estuvo dotado de tres clases de ciencias: la infusa, esto es, infundida directamente por Dios sin necesidad de imágenes ni raciocinios; la beatífica, o contemplación de la divina esencia; y la fusa o adquirida por medio de los sentidos y la razón. Las dos primeras le venían a causa de su unión con el Verbo; la tercera la adquirió con la vida.

La voluntad humana de Cristo era perfectísima, dotada de eminente poder y santidad, y de perfecta libertad. "Soy dueño de mi vida y dueño de recobrarla", (Juan 10,18).Tenía la voluntad de Cristo dos eximias perfecciones, de que carece la nuestra: la impecabilidad (no podía pecar, ni sentía inclinación al mal); y la integridad (en él no había concupiscencia, sino que el apetito estaba perfectamente sometido a la razón, puesto que en Cristo no existía el pecado original, ni aquellas de sus consecuencias que envuelven imperfección moral). Había también en Cristo perfecto acuerdo entre su voluntad humana y la voluntad divina.






En su voluntad humana se daba principalmente un amor tiernísimo para con sus padres; y amor, misericordia, mansedumbre para los hombres.

"Mi comida es hacer la voluntad del que me ha enviado….Venid a mí todos los que estáis agobiados por el sufrimiento, que yo os aliviaré". "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón” (Juan 4,34; Mateo 11, 28-29).

En Cristo hubo pasiones; y así leemos en la Escritura que amó con predilección a San Juan, lloró ante la tumba de Lázaro, y se llenó de angustia, tedio y tristeza al pensamiento de su pasión. Sus pasiones, sin embargo, se diferenciaban de las nuestras en que nunca tendieron a un fin malo, y siempre obedecían la dirección rectísima de su voluntad.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver el cuentito del vidrio roto? ¿Eso de “Igual a Igual” para cancelar la deuda? Y más aún ¿qué pinta la fotito de la virgen embarazada en el título del artículo?. Como diría Jack el destripador… “vamos por partes”.

En el cuentito, la deuda del vidrio roto no la pagan todos los niños que estaban jugando pelota porque son niños y carecen de facultades y condiciones para cancelar sino el papá del que patió la pelota, por consiguiente, “la palomillada” de todos estos chicos la cancela uno –y digámoslo así- en representación de todos.

Jesús hace eso con nosotros, primero, nos representa, nos sustituye a cada uno de nosotros en la cruz y segundo, lo hace de “igual a igual, de Dios a Dios”. Dicho teológicamente esto, Jesús pasa por la cruz, por el Principio de Sustitución y por la Doctrina de la Satisfacción.

La palabra Satisfacción viene del latín Satis (igual) y Facere (hacerlo) = Hacerlo igual, hacerlo de igual a igual, Proporcional. Eso significa la Doctrina de la Satisfacción: de Dios a Dios.
Ahora que vemos quién es ese Jesús y para qué viene y en qué condiciones viene y con qué facultades viene, podemos dejar la parte emotiva o sentimental para no quedarnos en ¡Ay que linda la virgencita!... ¡mira, mira, está embarazada!.

Este embarazo hizo que en el año 431 d.C., un “hijito de Dios” llamado Nestorio dijera que María era Cristotokos, es decir, Madre del hombre Cristo (del ungido, enviado) y mucha pero mucha gente comenzará a creer esto por lo que la Iglesia para frenar esta herejía tuvo que hacer el Concilio de Efeso donde se decretó que María no era Cristotokos sino Theotokos (Madre de Dios) y la gente avergonzada salió con antorchas por las calles recitando en coro: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, amén”… ¡y nació así la segunda parte del Ave María!.

¿Pero si María es Madre de Dios, entonces Dios ya no es Dios porque tiene mamá?.
María es Madre de Dios porque es madre de una persona divina y NO porque sea madre de la divinidad de esa persona.

Dicho de otra manera, María no lo convierte a Jesús en Dios, sino que Jesús, que es Dios, al nacer de ella la convierte a ella en la Madre de Dios.

Bueno, después de este paseo “a vista de pájaro” por Cristología Dogmática, Soteriología (Historia de la Salvación) y Mariología, lo único que nos queda este 25 de diciembre, de aquí a dos semanas, es, -como quien va a la clínica a saludar a una amiga que ha dado a luz-, felicitarla también a ella y decirle con cariño…

¡MARÍA, TE FELICITO!, ¡YA ERES MAMÁ!!!!! ¡QUE LINDO ESTÁ TU HIJO!...
¡COMO SE PARECE A TI!







...y sí que se parecía
porque ningún hombre intervino para la existencia de Jesús
como para darle también sus rasgos físicos,
Él era físicamente sólo igual a su mamá.
¡Jesús era la versión masculina de María!

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